martes, 17 de agosto de 2010

El movimiento carismático - W. Smouter. et.al.

Felire. 2001. 115p.

Yo diría que el Movimiento Carismático, al que otros llaman Renovación Carismática y aquéllos lo denominan Neo-Pentecostalismo, no es más que el resultado de una inquietud religiosa. Esta inquietud nace en iglesias tradicionalmente seguras de su credo y teología, crece entre sus miembros como una esperanza de cambio de su vida espiritual y pretende renovar las iglesias desde dentro de ellas mismas.

Por lo cual, los partidarios de este movimiento vienen a significarse como un núcleo eclesial inconformista y renovador dentro de iglesias tradicionales como las luteranas, reformadas, bautistas, anglicanas, metodistas…, e incluso la romano-católica.

Por lo general, los carismáticos, en su particular y peculiar manera de entender la comunión eclesial, terminan buscando una fraternidad que proporcione fuerza, seguridad y entusiasmo a una iglesia que, sin perder su identidad, proclame la urgente necesidad del “bautismo del Espíritu Santo”; es decir, la necesidad de que los creyentes busquen y tengan una experiencia espiritual nueva y distinta de la que tuvo lugar en su conversión a Dios.

Así pues, el principal objetivo del Movimiento Carismático es este adoctrinamiento: ‘Todos los cristianos deben tener la experiencia de la infusión del Espíritu Santo’. Lo cual, en el lenguaje carismático, se conoce como ‘segunda bendición’.

Se trata, por otra parte, de una experiencia que debe rebasar las fronteras confesionales y teológicas, para situar a todos los cristianos en lo único necesario: en la experiencia de ser bautizados en el Espíritu Santo. Pero la necesidad de esta experiencia, más o menos impuesta como condición para entrar en el círculo de quienes dicen vivir una ‘espiritualidad superior’, ha atemorizado, confundido y desilusionado a muchos cristianos genuinos, cuando no ha llegado hasta dividir congregaciones. Y es que la experiencia de la fe no es jamás ni fundamento ni prueba de que estamos y andamos en la verdad, sino que la sola Palabra de Dios -por ser la Verdad (Jn. 17: 17)- es el único e inconmovible fundamento y piedra de toque de la verdadera fe y de una vida escondida con Cristo en Dios” (Col. 3: 3).

Así pues, lo que deslinda a la auténtica espiritualidad del subjetivismo carismático es la meta a alcanzar. Para el cristiano Espiritual -sí, con mayúscula- esa meta está en Cristo mismo (Fil. 1: 21; Gá. 2: 20; Ef. 4: 13), y no se llega a ella por el camino de la experiencia mística, como pretende el cristiano carismático, sino por el camino de la fidelidad y obediencia Cristianas; es decir, peleando “la buena batalla”, acabando “la carrera” y “guardando la fe” (2 Tim. 4: 7-8). Esto no obstante, desde muchos círculos carismáticos se replica que cuando recibes el “bautismo del Espíritu Santo”, automáticamente obtienes una espiritualidad superior, un ‘algo más’ que te urge inconscientemente a buscar nuevas experiencias y formas de vivir la comunión con Dios.  Pero esta especie de ‘ejercicio espiritual’, al funcionar movido más por el sentimiento y por el corazón que por la fe en las promesas de Dios nuestro SEÑOR, llega a desvanecerse poco a poco como un camino en las dunas del desierto. Y entonces viene un desaliento y desmayo tal que pueden conducir al abandono del “primer amor” (Ap. 2: 2-4).

CONTENIDO
Introducción por el Rev. Juan T. Sanz
CREO EN EL ESPÍRITU SANTO por el Rev. W. Smouter
LA DIRECCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO por el Dr. F. L. Schalwijk
EL MOVIMIENTO CARISMÁTICO: ¿CÓMO ENFRENTARLO CRISTIANAMENTE? por el Rev. W. Smouter
EL MOVIMIENTO CARISMÁTICO EN LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA por F. J. Kerkhof
EL ESPÍRITU SANTO Y SU OBRA por el Rev. A. J. Moggré
ORACIÓN DEL ESPÍRITU DE DIOS por el Rev. J. C. Janse
EL MOVIMIENTO CARISMÁTICO FE Y EXPERIENCIA por el Rev. W. Smouter
EL MOVIMIENTO CARISMÁTICO: UNA APROXIMACIÓN HISTÓRICA Y DOCTRINAL por el Rev. E. Monjo
Epílogo A LA LEY Y AL TESTIMONIO por el Rev. R. Cerni

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