martes, 17 de agosto de 2010

Las controversias de Jesús - John R.W. Stott.

Ediciones Certeza. 1970(1975 ed. español). 233p.

El título Las Controversias de Jesús no significa que Jesucristo fuera una figura controvertible, sino que sostenía controversias. Muchos de sus discursos públicos eran debates con los líderes religiosos contemporáneos en Palestina. Ellos no estaban de acuerdo con él, y él a su vez disentía con ellos. Mi propósito al estudiar estas controversias de Cristo es aclarar las cuestiones debatidas, para demostrar que todavía tienen vigen­cia, y sostener que la posición que Cristo adoptó en cada debate es la que cada cristiano "evangélico" debiera sostener. En dos ensayos a modo de introducción he explicado por qué considero esto necesario.

En el primer ensayo procuro defender la tarea de definirse teológicamente. No es popular hoy día. El mundo no-cristiano está empapado con el espíritu de pragmatismo y confiesa que está cansado de la forma poco práctica que la iglesia tiene de teologizar. En algunos sectores de la iglesia contemporánea preva­lece el mismo espíritu: muchos han descartado la esperanza de la certidumbre doctrinal, y más aún la de un acuerdo doctrinal. Procuro por lo tanto desenterrar las raíces de esta hostilidad hacia una definición teológica, y argumentar que debemos prose­guir con la tarea y no abandonarla.

El segundo ensayo es una apología del cristianismo "evangé­lico". Esto es, habiendo propugnado una definición teológica, ser independientes de Jesucristo no es una virtud sino un pecado, y un pecado muy grave en aquél que profesa ser cristiano. El cristiano no tiene libertad para estar en desacuerdo con Cristo, ni para desobedecerle. Por el contrario, su gran preocupación es estrechar tanto su mente como su vida con la enseñanza de Cristo. Esta entrega cristiana es razonable por ía misma identidad del Maestro. Si Jesús de Nazaret fuera meramente un hombre, sería ridículo someterte nuestra mente y nuestra voluntad. Pero ya que es el Hijo de Dios, resulta ridículo no nácelo. En realidad, la entrega a Jesucristo es sencillamente un deber cristiano. Creo que Jesucristo se dirige a la iglesia de nuestra época con las mismas palabras: "Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy". Ruego que al escuchar sus palabras, no nos complazcamos con un servicio de labios, sino le rindamos el honor que merece mediante una fe humilde y una obediencia incondicional.

Insto a definir al cristianismo desde una perspectiva "evangélica". Es una breve pero necesaria reseña de los orígenes históricos y el uso del término "evangélico". Sin embargo, mi preocupación no es con palabras y nombres sino con la verdad, y en particular con la posición doctrinal sostenida por los así llamados cristianos "evangélicos". El nombre que. tomamos o que nos dan otros es de poca importancia en comparación con las grandes doctrinas en base a las cuales procuramos vivir. El conjunto de doctrinas que sostenemos se conoce generalmente como "la fe evangélica". Poco importa si es correcto denominarlo así. Lo que interesa es la sustancia, no la forma. Y la sustancia, sostenemos, es un cristianismo bíblico, original, fundamental. Creemos (con convic­ción y espero que también con humildad) que esta fe es la verdadera fe de Cristo, como él la enseñó a sus apóstoles y especialmente como él la defendió ante sus opositores y detracto­res.

En los capítulos que siguen a los ensayos se consideran las controversias de Cristo. No procuro un estudio exhaustivo de las mismas, sino que me concentro en aquellos temas principales que (según mi parecer) predominaban en su época y tienen vigencia en la actualidad. Consideraremos, pues, cuestiones básicas como el carácter del Dios del cristiano y de la fe cristiana, la autoridad y el propósito de las Escrituras, el camino de la salvación, qué clase de moralidad y de adoración son aceptables a Dios, y la naturaleza de la responsabilidad y la ambición cristianas. En cada una de estas cosas Jesucristo disentía con la enseñanza de los fariseos o de los saduceos, y en cada una de ellas los cristianos "evangélicos" disienten con otros en la iglesia hoy día. En ver­dad, sostengo que si reunimos todas las verdades en que insistió Cristo en estas controversias, el resultado será una exposición bastante amplia de lo que significa "fe evangélica",

Espero que mis lectores sabrán comprender por qué en algunos capítulos, especialmente aquellos sobre las Escrituras y la salva­ción, las ilustraciones han sido extraídas mayormente del anglicanismo. Esto se debe en parte a que soy miembro y ministro de la Iglesia Anglicana, pero también porque, de acuerdo con sus fórmulas, esta Iglesia es reformada y evangélica, y por lo tanto las ilustraciones me parecen muy adecuadas. Este tema ha estado madurando en mi mente durante varios años. Lo tomé para una serie de sermones en la Iglesia "All Souls" en 1962 y otra vez, ya más desarrollado, en 1968/69. También di una serie de charlas populares bajo este mismo título, Las Controversias de Jesús, tanto en Edimburgo en noviembre de 1968 (ante el Concilio Evangélico de Edimburgo) como en Auckland en mayo de 1969 (ante la Alianza Evangélica de Nueva Zelandia). Agradezco a estas organizaciones por sus invitaciones y hospitalidad.

Envío ahora este libro con la sincera oración de que Dios perdone sus imperfecciones y torne para bien todo error que contenga, de modo que no hiera a ninguno, y que utilice la verdad que contiene para que algunos sean bendecidos

CONTENIDO
Ensayos introductorios A. Defensa de una definición teológica. B. Apología de un cristianismo evangélico.
Capítulos  1. Religión: ¿natural o sobrenatural? 2. Autoridad: ¿la tradición o las escrituras? 3. Las Escrituras: ¿el fin o los medios? 4. Salvación: ¿mérito o gracia? 5. Moralidad: ¿exterior o interior? 6. Adoración: ¿de labios o de corazón? 7. Responsabilidad: ¿retracción o identificación? 8. Ambición: ¿nuestra gloria o la de Dios?
Postdata Jesús: Maestro y Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario