Ha sido el orgullo de algunos tradicionalistas el ir a sus iglesias para orar y adorar a Dios por medio de las oraciones y los cánticos, pero no son los únicos devotos; el oír el evangelio correctamente es una de las partes más nobles de la adoración al Altísimo. Escuchar la Palabra de Dios es un ejercicio mental donde cada una de las facultades del hombre espiritual son llamadas a una acción de devoción.
Queridos compañeros de milicia: los que estamos dedicados a adelantar el ministerio cristiano somos pocos y tenemos ante nosotros una lucha desesperada. Por lo tanto, urge que cada uno de nosotros sea lo más útil posible y se esfuerce al grado más alto posible. Es cosa de desear que los ministros del Señor sean lo más escogido de la Iglesia. Sí, lo más escogido del Universo entero, porque eso es lo que demanda el desafío. De manera que, respecto a vuestras personas y talentos individuales, les entrego la divisa:
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