lunes, 2 de agosto de 2010

Respuesta Al Cardenal Sadoleto - Juan Calvino

Felire. 1539(1990 4ed.). 34p.

La carta, cuya traducción española presentamos, es una respuesta a la del cardenal Sadoleto, obispo de Carpentras, al sur de Francia, dirigida a los habitantes de Ginebra, urgiéndoles a que volviesen de nuevo a la obediencia a Roma. ¡Era un ataque peligroso para la obra de la reforma en aquella ciudad!

De la peligrosidad que esto entrañaba podremos darnos cuenta si nos fijamos que Ginebra recibió la carta el mes de marzo de 1539. En esos momentos Calvino y sus colegas estaban desterrados. La congregación se había visto privada de sus siervos más fieles a la Escritura, la dirección estaba ahora en manos mucho más débiles, y además había discordia. Al poco tiempo los seguidores de Roma que había en la ciudad empezaron a abrigar la esperanza de que el obispo expulsado en 1535 pudiera ser restituido a su cargo. Incluso el mismo obispo y la jerarquía de la iglesia de Roma empezaron a tener esperanzas.

Entonces tuvieron una reunión para estudiar la forma de conseguir que Ginebra volviese a Roma. ¡No sólo el viejo obispo, que no tenía mucho poder, sino hasta el cardenal Sadoleto trataría de convencer a los habitantes de la ciudad! ¡La elección había sido bien estudiada! Sadoleto era un hombre erudito y paciente, versado en ciencias clásicas y conocedor de los escritos eclesiásticos y teológicos de los primeros siglos. Incluso tenía contactos bastante amistosos con los partidarios del humanismo del campo de la Reforma.


Sadoleto, pues, escribió una carta fraternal y amistosa. Aunque era tajante y violento con los seguidores de la Reforma, se mostraba muy moderado con los habitantes de Ginebra. No se extendía mucho en las diferencias doctrinales, sino que señalaba la excelencia de la vida eterna y la necesidad de vivir de acuerdo con “la antigua iglesia católica”, a la cual guía siempre y por todas partes el Espíritu de Cristo. El que se separa de esta iglesia no tendrá quien le defienda en el juicio venidero y le están reservadas las tinieblas de afuera.

Es fácil ver el gran empeño que pone Sadoleto en su carta para aproximarse a los habitantes de Ginebra, cuando le oímos atestiguar que la salvación se obtiene sólo por la fe. Al oír esto ¿no parece como si la voz de la iglesia romana se volviese hacia la Palabra de Dios? Pero a renglón seguido se añade: ¡En esta fe están comprendidos desde el principio el amor y las buenas obras! ¡De este modo se mantenía intacta toda la doctrina romana del merecimiento por las buenas obras! ¿Pero quién podría ahora discernir y señalar esto de una manera tajante?

CONTENIDO

¿Quién era Calvino? ¿Qué pretendía Sadoleto? Respuesta de Calvino. Calvino y la iglesia de Ginebra. Intenciones de Sadoleto. Quiere descalificar a los reformadores. La gloria de Dios ante todo. ¿Cuál es la verdadera iglesia? Fundamentos de la iglesia. La justificación por la fe. No se rechazan las buenas obras. La cena del Señor. Oposición de falsos dogmas. La iglesia maculada con falsos dogmas. Obediencia a la palabra divina. El cristiano debe conocer su fe. Reformadores y romanistas El reformado ante el juicio de Dios. El reformado busca la verdadera iglesia. ¿Qué dirá el convertido a la fe evangélica? En el romanismo no existe la verdadera iglesia. Actitud romanista y reformista. Único fundamento: la Palabra de Dios.

Libro completo en FELIRE.
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